Dos no es el doble…porque dos es experiencia.
Hoy quiero compartir con vosotr@s algunas anécdotas como bi-madre que sé que debería callarme.
El segundo hij@…
– se duerme chupando un trozo de cochifrito. Los papis cenan con unos amigos y la bebé tiene sueño y empieza a ponerse quejosa, así que papi le deja coger un trozo grande de cochifrito y entonces…NO HAY BEBÉ. Después de un rato entretenida, mami la abraza y al mecerla un poco nos damos cuenta de que tiene los ojos cerrados mientras chupa el cochifrito como si fuera un chupete delicioso, y finalmente se duerme. El cochifrito a la basura y la bebé al cochecito.
– se cae también de la cama. La hermana mayor se cayó del cambiador cuando tenía 4 meses y mami se prometió a sí misma que NUNCA la volvería a pasar algo así, pero una noche agotada de repente le despierta un fuerte llanto, se da cuenta de que la bebé no está entre sus brazos, chilla “¡ay mi bebé, ay mi bebé!” mientras intenta sin éxito encender la luz, alumbra con el móvil a la bebé tendida en el suelo…y efectivamente a esta malamadre se le ha caído de los brazos su bebé. Menos mal que al igual que con la hermana mayor no hubo que lamentar graves daños, solo la culpa, claro.
– come papel, pegatinas y chupa rotuladores de colores. Y es que la bebé se empeña en jugar con su hermana mayor y sus cosas, y por más que mami intenta tener recogidos los juguetes, encuentra trozos de pegatina en el pañal del bebé, el rollo de papel mordido y la boca y la lengua de la bebé que cambian de color a veces.
– va en brazos en el coche. Sí, es verdad, alguna vez papi y mami han decidio de mutuo acuerdo no sentar a la bebé en su sillita del coche cuando iban de vuelta a casa. Por el contrario, la hermana mayor ha llegado a vomitar y a hacerse pipi una vez en el coche pero papi dijo “DÉJALA EN LA SILLA hasta que lleguemos”.
– come lo primero que pillas. Y es que este es el ejemplo más claro de relajación con el segundo hij@, que no hacemos caso del calendario de introducción de alimentos y nos convertimos en unos valientes y temerarios padres experimentados, con una nueva frase en nuestro vocabulario diario: “si no pasa nada”.
– también va muchas veces al médico. Sobre este tema no hay mucho cambio, te vuelves a asustar por cualquier cosa, lloras igual cuando le ponen las vacunas, y te quedas de piedra cuando observas que en la sala de espera de urgencias parece que tu bebé mágicamente se cura de repente y cuando te toca con el médico te mira como si fueras una loca porque según él “el bebé no tiene nada” mientras que la bebé le hace todas las monerías y le dice adiós con la mano cuando nos alejamos. Lo único que te diferencia de una mami primeriza es la vergüenza al pensar “me ha vuelto a pasar”.
– pasa casi todo un día con el mismo pañal. Será porque mientras que lo coges en brazos haces mil y una cosas más y no notas que el pañal está a punto de explotar, y de repente te das cuenta de que el bebé tiene una pierna o la espalda algo mojada, menos mal que con el segundo hij@ has aprendido a llevar siempre una o dos mudas de ropa, eso no se te olvida.
– tiene menos fotos y vídeos que su herman@ mayor. En mi caso no es porque no tenga tiempo y ganas de hacerle fotos, pero es que mi móvil la mayoría de veces lo usa la hermana mayor para jugar. Y la cámara de fotos profesional que compramos como buenos primerizos parece que se perdió entre los miles de trastos que tuvimos que meter en el coche en uno de los viajes en familia.
– te enamora igual que el herman@ mayor. Vuelves a sentir de nuevo esas ganas tremendas de besarle y abrazarle, o solo mirarle mientras que sonríes. Papi y yo pensábamos que no sería igual, que no se podía querer así de nuevo, pero otra princesa nos ha conquistado.
Continuará…
Un comentario en «Ya no soy madre primeriza»