Un día cualquiera de una mami cualquiera

¡Todos arriba!

Suena el despertador a las 8:00 am. Si no recuerdo mal, en esta noche la bebé nos había despertado solo 3 veces, la última a las 7 de la mañana que la cogí en brazos intentando calmar su llanto mientras que papi hacía un bibi.

Ducha rapidísima y un poco de maquillaje.

Es miércoles y toca preparar fruta para el desayuno en el cole de la hermana mayor, le corto unas fresas con una pizca de azúcar morena y a su mochila de Frozen. También relleno de pañales la mochila de Peppa Pig de la bebé para la guarde, heredada por supuesto.

Normalmente preparo por la noche la ropa de las dos princesas. En realidad no se tarda mucho y la podría coger del armario por la mañana directamente, pero la experiencia me dice que no deje en manos de papi la elección de la ropa de las princesas, y no es por cuestiones de estilo o combinaciones raras de colores, nada de eso, es porque suele confundirse bastante y les pone camisetas de pijamas o tallas equivocadas, a Jimena la de Natalia y viceversa. Se está convirtiendo en una costumbre que acueste por la noche a la hermana mayor con los leggins y la camiseta limpia que llevará al día siguiente 😂.

Mientras me voy vistiendo voy golpeando a papi para que se despierte y le digo “¡Vamos, vamos, vamos!”. Lo primero que hace es preparar el bibi de leche con cereales para la hermana mayor y se lo bebe aún dormida en la cama. Recientemente ha decido probar a contratar la tarifa de luz nocturna para reducir costes, yo no estaba muy conforme con el cambio en mi planificación diaria de tareas que esto provocaba, por lo que ahora él es el encargado de programar cada noche la lavadora y tenderla por la mañana.

Empiezo a vestir a la hermana mayor que ya se ha terminado el bibi, la llevo al baño a hacer pipí, la peino y le hago, si me deja, una coleta o moño. Le pongo las zapatillas de deporte, le echo un poco de mi colonia que le encanta porque el bote es rosa, eso me dice. La princesa va a su cuarto y se mira en el espejo para comprobar que el look de hoy le gusta, sonríe y entonces va en busca de papi que ya está listo para que la coja en brazos y salgan a toda prisa de casa. Y yo les digo: ¡vamos, vamos, vamos!. Llegan tarde a la fila el 99,99 % de los días.

Con la mitad del equipo fuera de casa, me dispongo a despertar a la bebé, cambiarle el pañal y vestirla. Me engancho el portátil al cuello, mi bolso y la mochila de peppa pig en una mano y las llaves de casa y las del coche en la otra mano. Por fin en el ascensor, al coche y para la guarde.

¿Cómo vais? ¿os parece un poco estresante la mañana? ¿no? Probad a leer seguidas todas las palabras sombreadas en negrita. Ahora otra vez pero más rápido 😋.

Comienza la jornada de la #malaprofesional

La mañana, como de costumbre, ha sido bastante tranquila físicamente porque he estado sentada casi todo el tiempo, pero bastante intensa a nivel mental, menos mal que las madres adquirimos un capacidad especial para gestionar literalmente mil cosas a la vez: en total 50 minutos al teléfono con conversaciones importantes (y en concreto las de hoy iban sobre encargos de nuevos proyectos), lluvia de ideas y hacer nueva lista de tareas pendientes, pasar de un tema a otro, decisiones, despliegue de mis habilidades sociales y de trabajo en equipo, concentración y escucha.

Entre medias, me he tomado media tostada de jamón y una leche manchada, porque como habréis podido observar no he desayunado en casa, no me ha dado tiempo.

Ha estado bien la mañana, hoy estoy muy contenta, pero el mejor momento sin duda ha sido cuando la seño de la guarde me ha enviado por whassap la foto que encabeza este post 😍.

Son las 2 de la tarde y me tengo que despedir para salir pitando, les digo a mis compis: ¡me voy, me voy, me voy! Ahora a coger el coche, cruzar Córdoba en hora punta, recoger a la bebé besucona de la guarde y charlar 10 minutos sobre los peques con la seño y las otras mamás, volver a montarnos en el coche y cantar para que la bebé se ría y así llevemos mejor el tráfico, aparcar en el cole de la hermana mayor y esperar en la puerta. Siempre sale sonriente a darme un abrazo y a saludar a su hermana, pero hoy venía llorando y diciéndome que le duele la barriga. Le doy muchos besos para calmarla y cuando deja de llorar las siento en el coche y para casa, con la esperanza de que ese llanto sólo sea porque tiene sueño y no porque esté realmente malita.

Llegamos a casa a ver si comemos

De repente recuerdo que no llevo hoy el carrito en el coche y digo mentalmente “¡joder, mierda, hoy no!”. Respiro, salgo del coche y cojo en brazos a la bebé y también la hermana mayor que se ha dormido, 2 mochilas, bolso y mi maletín del portátil. ¡Vamos, vamos, vamos!. Llamo a mi vecina para que me haga una foto y nos reímos, porque la escena era graciosa, la verdad. Entro a casa y primero echo a la hermana mayor en el sofá, pero se despierta y comienza a vomitar por todos lados. Niñas llorando y yo limpiando sofá, suelo, portátil y bolso, nos hemos quitado la ropa también manchada y las 3 a la bañera. Lógicamente se me ha quitado hasta el hambre. Y justo cuando termino de todo, mi móvil suena, es papi, y me dice: “¿cómo vas? ¿y las niñas?”, entonces me he sentado y le he dicho: “pues bien, entretenidas jugando, si tienes tiempo te cuento la anécdota de hoy 😉”.

El resto de la tarde tranquila con juegos, clase de flamenco, y aunque ya os conté en el último post que teníamos el ipad en vigilancia y un poco restringido, hoy después de las maluras se lo he dejado un ratito a la hermana mayor.

En casa mami sigue trabajando

Por la tarde, como de costumbre, solo me da tiempo a recoger un poco la casa (juguetes, platos, ropa, etc.) pero nada de limpieza, nada de nada, eso lo dejamos para el fin de semana que mejor si repartimos las tareas entre dos, ¿no? Además a mi no me molesta tanto que las pelusas me acompañen en el pasillo y que la ropa se tire dos semanas sin planchar, incluso desde antes de ser madre 😎.

Mientras que pongo un poco de orden en mi hogar también contesto e-mails y “notas de voz” de whassap, que últimamente es mi nueva herramienta de trabajo porque me permite mantener una conversación más o menos decente, y de momento me funciona muy bien.

¿Y qué pasa cuando las niñas cenan y las duermo? Hablo con mi madre y mi suegra sobre cómo nos ha ido el día a todos, mientras recuerdo que hoy sólo he comido la tostada de jamón y 4 lonchas de pechuga de pavo que se ha dejado la hermana mayor en la merienda. Pero decido esperar a cenar con papi que ya no tardará en llegar y mientras enciendo el portátil y escribo este post.

En realidad hoy no ha sido un día cualquiera, pero casi.

Pues eso, que la maternidad es dura, pero de verdad que cuando miro a mis princesas y a papi se me olvida lo malo y consiguen siempre hacerme sonreir. Yo soy una mami afortunada, pero hay otras muchas mamis que son auténticas heroínas que luchan muy duro a diario y siguen sonriendo por sus peques y sus familias, y desde aquí grito ¡bravo por ellas!.

Y tú, ¿cómo es tu día cualquiera?

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