Jueves, 6 de abril, a las 22:57 horas, después de un día intenso de trabajo y actividades, y de una semana con nuevas rutinas de trabajo fuera de casa y adaptación a la guardería, me siento en el taburete de la cocina, y antes de comenzar a cocinar y preparar los tuppers para la semana siguiente, observo que tengo más de 600 mensajes de whasap en el grupo de las mamis de la clase de la hermana mayor, leo un poco, respiro primero, y escribo el siguiente mensaje:
Bueno. Le he dicho a Natalia que al final no hay procesión del cole, pero que el domingo le pondré su traje y mantilla para ver a la borriquita. Y se ha quedado conforme y feliz. Al final es eso, que son niños y de momento les contentas con otra cosa y listo. Gente así nos encontraremos y se encontrarán siempre en todos sitios, pero me gusta pensar que en el fondo son unos infelices que su única ilusión es joder a los demás y les da igual todo, así que allá ellos y su vida de mierda. Nosotras todas por suerte tenemos a unas familias preciosas y solo tenemos que pensar en disfrutar al máximo de todo con ellos. El resto de gente que se averigüe. No se merecen ni que perdamos un minuto más hablando de ellos y de sus hazañas…nosotras a lo nuestro. Ahí lo dejo, que me voy a poner a hacer comidas que las princesas ¡¡¡ya duermen!!!
No soy ninguna pasota o peor madre por no “entrar al trapo”, es que simplemente no me gustan los conflictos, evito buscarme más problemas de los que ya tengo, y lo más importante es que mientras que las mamás y los papás de un cole o de un grupo de amigos discute y amenaza, insulta o falta el respeto a otros, nuestros pequeños y no tan pequeños hij@s nos están observando, porque SIEMPRE están observando. Y miedo me dan los grupos de whasap de estas siguientes generaciones.
Tal vez me dejé llevar un poco por el cansancio y el agobio, y el mensaje que envié fue algo violento, pero es que quería llamar la atención de todos y poner punto y final a este tema. Para mi sorpresa, algunos padres mandaron iconos de aplausos, pero a la mañana siguiente empezaron con otros temas y conflictos, ya no he mandado ningún mensaje más al grupo.
Sé que es importante luchar contra las injusticias, hacer equipo y apoyarnos entre todos. El problema es que a veces no sabemos distinguir y le damos mucha importancia a lo que no lo tiene.
Quien me conoce sabe que tiene mi apoyo siempre, pero no mis amenazas; que no me gusta criticar, pero sí ofrecer mi consejo; cuando participo es para buscar una solución, no para crear más conflicto.
Hay conversaciones que nuestros hij@s no deben escuchar.
Esa semana pasé por la primera “crisis conflictiva de mamis por whasap” o como queráis llamarlo. Ya me habían alertado otras mamis con niños más grandes de la locura que ocasionan estos grupos. Y eso que yo soy pro de las redes sociales y de comunicarnos por whasap, porque en mi caso no llego a todo, no me entero de la mitad de cosas, siempre llego tarde a recoger a mi hija y me voy corriendo, así que hasta ahora este tipo de comunicación entre el cole, las otras mamis y yo me venía genial.
Ahora me he dado cuenta de que tenemos que intentar controlarnos delante de nuestros hij@s, de no involucrarlos en “temas de mayores”. Lo único que podemos hacer es enseñarles con nuestro ejemplo a tener empatía, a escuchar siempre todas las versiones, a ofrecer soluciones y no poner más obstáculos, y sobre todo a diferenciar entre lo que verdaderamente es importante.
También me he dado cuenta de que a las mamis y papis no nos gusta mostrar a nuestros hij@s la tristeza y el llanto de un problema familiar o de salud, pero no nos importa que nos vean chillar, insultar o incluso amenazar a otras personas, cuando si lo piensas tendría que ser justamente al contrario: que vean que llorar es normal, prepararlos para que sepan afrontar un problema y desahogarse con nosotros, que sepan defenderse sin ser los primeros en buscar la pelea.
Yo he salido a flote siempre, con paciencia, cariño y empatía, y eso que he sufrido acoso escolar y una larga lista de tragedias familiares, pero pienso que esta forma de tomarme las cosas es la que me hace más feliz, e intentaré dar el mejor ejemplo posible a mis peques. Me equivoco y me equivocaré en miles de cosas…pero nunca apoyaré la violencia en ninguna de sus formas.
Somos su espejo preferido, siempre están observando, SIEMPRE.