Hace meses que una amiga me preguntó cuántos años tenía y contesté muy segura: “Yo 30”. Y entre risas nos dimos cuenta de que realmente yo tenía 31 ya, pero ni me había enterado.
Así que planeamos que los 32 lo celebraría por todo lo alto y así no se me olvidaría.
Pues bien, llegaron los 32 y ya pensaba organizar una gran fiesta con amigos, familia y muchos niños, de esas que tanto me gustan. Pero el 11 de enero asistí a un taller especial de coaching y Montse me aconsejó que tomara decisiones desde el amor y no desde el miedo, o desde “el qué dirán”, y por la noche en la cama pensé:
“¿Qué quieres de verdad Piedad por tu cumple?”.
La respuesta fue rápida y firme, y es que no quería otra gran fiesta en la que ni puedo charlar con la gente, ni con mis hijas.
Quería ESTAR a solas con Natalia, sin distracciones y haciendo algo que nos hiciera felices a las dos, que últimamente las llamadas de atención se acentúan. Y también quería ESTAR de verdad con las amigas, seguir una conversación larga, un ambiente tranquilo, quería compartir unas horas con buenas personas que echo de menos y que casi nunca puedo ver.
Quería estar para ellas, solo para ellas, pero en dos momentos distintos.
Y en un plis-plas estaba organizado, Natalia nerviosa porque era un plan sorpresa, y las amigas tardaron pocos minutos en cancelar planes para decirme “sí”.
Taller de dibujo + sesión de belleza
El sábado madrugamos y fui con la hermana mayor a La Habitación de Jana a un taller de dibujo, impartido por Bea que fue encantadora con nosotras en todo momento, y nos dio muchas ideas de distintos juegos de dibujo para realizar en casa juntas con varios materiales. Repetiremos próximamente en otro de sus talleres sin duda.
Después le di a Natalia la segunda sorpresa, y es que mi amiga y clienta Nuria nos esperaba para una sesión de uñas muy especial, y mi princesa no podía dejar de sonreír todo el tiempo. En el coche me confesó que las uñas le habían gustado más que el taller de dibujo, pero lo que pasa es que para ella hacer manualidades conmigo es más frecuente, y la sorpresa de las uñas era la novedad.
Estuvimos juntas, concentrada en ella, en nuestras conversaciones, y viéndola reír y reír desde las 9:30 h hasta las 14 h. Fue una experiencia genial que seguiré repitiendo más a menudo.
Mujeres a solas + vino + regalos
Y por la noche, con unas tortillas, empanadas, queso, salmorejo y vino, pude charlar horas y horas con 8 mujeres valientes, auténticas, luchadoras, positivas y llenas de energía. Nos contamos algunas penas pero sobre todo hubo muchas risas y noticias bonitas.
Unas madres, esposas, novias, divorciadas, enamoradas, que dejaron a un lado el ritmo diario para regalarme un cumpleaños que sigue emocionándome días después. Gracias a ellas, a sus familias por robárselas ese rato, y a mi media naranja que se ocupó de todo en casa para que yo disfrutara de este día de regalos de momentos.
Gracias también a las que finalmente no pudieron venir porque la intención es lo que cuenta. Y gracias también a una amiga especial que me ayudó a que esta cena en PopUpCordoba fuera posible.
Confieso que tomar la decisión de esta celebración fue duro, pero sin duda ha sido una decisión tomada desde el amor y no desde el miedo, fue una decisión de Piedad, de mi corazón, fue verdadera, y al final resultó ser mágica.
¡Ya tengo 32 años! Y ahora ya no se me olvida.