La terrible enfermedad que se cura con gusanitos

Antecedentes:

Familia de vacaciones, princesas felices en la piscina pasando mucho tiempo con mami y papi. Comiendo mucho helado y poca fruta. Una escena normal y corriente.

Un día, la princesa bebé comienza a mostrar signos de enfado seguido de llanto que poco a poco se hace más agudo. De momento se calma. Al rato vuelve el llanto, incluso se observa que la bebé se tumba en el suelo y “patalea”, mami decide ignorarla y “que se le pase sola” pero papi la coge en brazos y con un poco de pan o galletas consigue calmarla rápidamente. De momento nada preocupa a esta familia.

Síntomas del día de la consulta: 

El llanto de la bebé ahora es mucho más intenso, no quiere jugar, no quiere comer melocotón, tira de un manotazo la botella de agua al suelo, sigue llorando. La cara se le ha puesto muy roja y ha empezado a sudar mucho mientras el sonido del llanto continuo empieza a molestar al resto de familias sentadas alrededor. Mami aguanta el tirón y la sujeta en brazos mientras que la bebé da patadas y dice en alto “que se le pase sola, es una rabieta”, pero papi está preocupado y cree que la bebé está gravemente enferma, no es normal ese llanto y está convencido de que algo malo le pasa a su princesita.

Diagnóstico:

La madre enseña a la bebé una bolsa que momentos antes había comprado en el supermercado para “emergencias”, y entonces la bebé deja de llorar, se seca las lágrimas de los ojos y se le puede observar un pequeña sonrisa por la alegría al ver como su madre está abriendo en ese momento un paquete de GUSANITOS de tamaño familiar. 

No se descarta el diagnóstico inicial de “rabieta”, a la espera de hacer más pruebas sobre esta enfermedad que afecta a determinados niños y niñas en distintas edades y que suele empeorar en periodos de vacaciones donde las normas, límites, costumbres y horarios brillan por su ausencia, provocando a veces este tipo de “huevitis aguda” (como vulgarmente se conoce esta enfermedad).

Tratamiento:

El tratamiento es complicado si está papi o alguna de las abuelas cerca, ya que consiste en “no darle a la bebé todo lo que pida llorando y pataleando”. Parece sencillo pero es extremadamente difícil llevarlo a cabo, ya que depende del grado de paciencia y/o cansancio de mami, que además de luchar intentado educar a sus princesas, también tiene que vigilar a papi, abuel@s y tit@s para que continúen con el tratamiento indicado.

Efectos secundarios:

En el niñ@: confusión, angustia, dolor de cabeza, mocos.

En los padres: confusión, angustia, dolor de cabeza, gritos.

Pronóstico:

Lo más probable es que esta “huevitis aguda” se pase en unos días, y seguro que vuelve a aparecer alguna que otra vez pero de manera aislada. 

Los efectos de no seguir el tratamiento adecuado pueden ser muy negativos en el medio y largo plazo, provocando una serie de enfados, peleas, discusiones y castigos, un escenario que ninguna familia desea. 

Por ello se recomienda que los padres sean cariñosos pero firmes en sus decisiones, pacientes y sin frases contradictorias, que se comuniquen con sus hij@s a través del ejemplo, premiar el buen comportamiento e ignorar el “no tan bueno”, corregir las acciones agresivas pero sobre todo tratarles a diario con besos y abrazos, de nuevo educar a través del ejemplo.

El porcentaje de éxito de este tratamiento es del 99%, el 1% restante seguramente se debe a que uno de los dos progenitores le da chocolate o la videoconsola a escondidas cuando el niñ@ tiene que merendar su fruta o debe terminar sus tareas, respectivamente, por lo que se debe regañar al otro progenitor 😉😉.

Reflexión:

Escribir este post me sirve para desahogarme en noches de desvelo, pero sobre todo me ha servido para darme cuenta de que estos 2 días que llevamos con estos episodios de huevitis aguda de la bebé, la hermana mayor se ha portado genial y no ha dado ruido. Hemos estado los dos pendientes de la bebé al 99% intentando calmarla con mimos y caprichos, y no hemos premiado la actitud estupenda de su hermana, jugando con sus juguetes solita. Tenemos que ser más consciente de estos detalles porque podemos estropear de un día para otro todo el esfuerzo y paciencia que dedicamos educando a la hermana mayor en sus primeros años y sus primeras rabietas. Mi princesa mayor es una niña encantadora, pero nos llama la atención de vez en cuando, como todos los peques, y aunque la bebé y su genio nos haya dejado agotados, tenemos que sacar fuerzas y colorear con la hermana mayor las fichas de su cuaderno y contarle su cuento favorito antes de dormir.

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