Cuando tienes tu primer hij@, la gente tiene la extraña costumbre de agobiarte con la pregunta “¿y para cuándo un hermanit@?”, pero cuando decidimos tener un segundo bebé, esa misma gente nos decía “¡con lo bien que estáis los tres, porque dos no es el doble, dos es el triple de trabajo o más!”.
El ser humano es complicado, difícil de comprender a veces.
Recuerdo la ilusión que tenía cuando veía a familias con varios hijos en el parque, a mamás embarazadas, se había despertado en mí de nuevo el famoso reloj biológico y decidimos que era la hora de darle un hermanito a la hermana mayor (digo “hermanito” porque desde primera hora era nuestro objetivo tener a un pelotero en casa, pero no pudo ser). Pero cuándo contamos a nuestros seres queridos y amigos la noticia, se repitió en muchas ocasiones la frase “dos no es el doble”, tantas veces que os confieso que pasé por un periodo de agobio al pensar en todas las cosas que se iban a complicar en nuestro día a día: celos, trabajo, organización del espacio en casa, logística en el parque y en el coche, dinero, ahorrar, insomnio permanente…
Hubo semanas que incluso llegué a sentirme arrepentida de este segundo embarazo, sentí rechazo hacia mi bebé que crecía en mi barriguita, tenía miedo. Es cierto que las hormonas nos hacen vulnerables en esa etapa, y lo mismo estaba positiva que derrotada varias veces en el mismo día. Estaba realmente preocupada por nuestro futuro, si seríamos igual de felices, si yo iba a poder con todo (dos no es el doble, sino el triple o más, o al menos eso me habían dicho).
Pues bien, después de casi 10 meses de recorrido de esta familia formada por un rey y su reina junto con dos preciosas princesas, os puedo asegurar que:
Dos es el doble, o incluso menos
Os explico:
- Dos requiere el doble de brazos y el doble de besos. Sin embargo, puedes fundirte con las dos en un único abrazo.
- Dos implica el doble de sillas de coche y de ropa (me flipa vestirlas iguales 😉), pero en la cama donde antes cabían 3 ahora caben 4 y tan contentos.
- Dos obliga a pagar entradas dobles y a comprar un sofá el doble de grande (sigo insistiendo a papi sobre comprarnos un súper chaiselonge), pero por lo menos no necesitas el doble de juguetes (esto es motivo de pelea con las abuelas 😂) .
- Dos requiere el doble de galletas, de yogures y de chocolate, pero no cocinas el doble porque aprendes a organizar mejor el menú o simplemente mami come de las sobras (esto está bien porque he vuelto a la talla 38 😅).
- Dos supone lavar y secar el doble de veces a la hora del baño, pero en realidad no supone el doble de tiempo en la bañera porque una vez que se enfría el agua, las sirenitas van fuera.
- Dos provoca el doble de plancha (os confieso que papi y la superabuela son los que más sufren esto) y el doble de tiempo doblando ropa (en esto no pido ayuda porque soy una máquina doblando la ropa para que no haga falta plancharla). Sin embargo, no ponemos el doble de lavadoras, por lo menos mientras que sea diminuta la ropa de mis princesas (ahora digo “ponemos” porque esta tarea es compartida con papi al 50%, de hecho fue él quien me enseñó a manejar la lavadora, en serio, #malamadre).
- Dos significa el doble de invitaciones a cumpleaños y el doble de actividades extraescolares, pero también el doble de amig@s y de diversión.
- Dos implica aburrir a las amigas y a tu familia con el doble de fotos y vídeos de tus pequeñas, y el doble de grupos de padres y madres de wasap. Sin embargo antes te sentías culpable cuando no estabas con la hermana mayor, y ahora con dos pues igual de culpable.
- Dos produce el doble de estrías y de contracturas, pero tengo las mismas ojeras y la misma sonrisa.
- Dos implica el doble de enfados, de preocupaciones, también el doble de alegrías, pero es el mismo corazón con el que amas tan profundamente.
Sorprendentemente, solo las familias con 3 o más hijos me decían “no te preocupes que se crían solos y ni te enteras”…jaja…ellos, los valientes, realmente lo llevan bastante bien, al menos así lo demuestran, con más o menos presupuesto y ayuda pero felices. Se han organizado mejor, no han tenido más remedio, por lo que yo he llegado a la conclusión de que no es cuestión del número de hijos sino de ACTITUD.
Y, como ya os he contado sobre mí, a mi me sobra actitud y motivación…también me sobra paciencia (aunque dos gastan el doble de paciencia), así que me siento bien, completa, con ilusión, fuerte, #supermami…pero no os preocupéis que no estoy diciendo que vaya a seguir ampliando la familia…porque “tres es estar loca de remate” o al menos eso dice la gente….
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